Una de las aportaciones que más lúcidamente he leído sobre lo 'contemporáneo' y la problemática de la validez de las interpretaciones de lo pensado; tanto sea del pensar «de actualidad» o el pensar «de antaño». Aparte, estaría bien destacar algo en que el texto hace hincapié:
Una vez 'clasificamos' a alguien en la historia, le atribuimos un 'cliché histórico-cultural', parece como si cualquier mirada, al ser -necesariamente- desde la distancia, al habérsele atribuido -al personaje en cuestión- ciertas categorías colectivamente aceptadas, ya somos capaces de tildar, de hablar de, de interpretar y creer que entendemos. Un ejemplo de ello podría venir dado por todo intento de categorizar según propios criterios -modernos- el pensar o el hacer de otros tiempos pasados, de otras lenguas o de otras formas de entender el mundo.
Eso sí; en cierto modo hay ya una cierta lógica en el que ya nos parezca peliagudo -a veces- el meternos con tiempos pasados, con civilizaciones de hace ya más de dos milenios. No ocurre así con lo más próximo, históricamente hablando. Solemos tomarnos a menudo la licencia de evadir cualquier tipo de alerta de este tipo para interpretar lo contemporáneo. Es habitual dejar de vigilar el que podamos malinterpretar algo cuanto más próximo está espacio-temporalmente la cosa en cuestión de nosotros.
No juzgo si el tomarnos más licencias está mejor o peor, pero lo que seguro que está mal es que no solemos ser conscientes de ello.
Así las cosas, la especificidad de lo contemporáneo (admitamos que Heidegger es un contemporáneo) tiene que consistir en alguna otra cosa. Por de pronto, desde luego, en que todavía no hay distancia suficiente para que podamos asegurar que se trata de uno de los grandes pensadores. Algunos creemos que en cierta manera sí, pero no hacemos de esto una tesis (y, de verdad, si alguien hace de algo así una tesis, es que la filosofía no es lo suyo). Por otra parte, la condición de contemporáneo significa que puedes hasta cierto punto, y sólo si lo sabes hacer bien, inmiscuirte en su propio discurso. Cuando lees a Platón, es esencial (y es parte esencial de su «actualidad» y de su importancia) el que tú entiendas cómo no podrías en ningún caso situarte allí donde él de manera natural está. Con Heidegger no es así, y por eso puedes (insisto: si sabes hacerlo) incluso discutirle su propio discurso."
Artículo "La actualidad de Heidegger", Felipe Martínez Marzoa