6/8/09

La técnica


Parece que categorizamos como de poco usuales los momentos en que nos preguntamos por las cosas, por lo que nos acontece o nos rodea, y seguramente depende de cada uno de nosotros, pero hay algo cierto en esto; preguntarnos por nos es inherente. Cuestionarnos y, con ello, ir labrando un camino en el que ir yendo, avanzando.

A veces, aun así, uno se queda tranquilo con el mero 'nombrar', con el dar un nombre, asociar un rótulo, a un hecho que nos preocupe o instigue a investigar. Siempre lo hemos hecho así, y seguramente, siempre lo haremos. Tildar un corriente artístico bajo un nombre, nombrar una zona con una palabra, reducir una civilización a un par de sílabas, etc. La cuestión comprensible es la necesidad de categorizar, de reducir, de simplificar, un concepto o un conjunto de ideas a una palabra: ¡de ahí el lenguaje! (no es algo a criticar, me refiero). Pero también es cierto que la necesidad de dividir, de limitar, de delimitar en palabras el complejo conjunto de ideas que surgen en el mundo real, está ahí, y es algo sobre lo cual preguntarse, acerca de lo cual rondar, acechar para descubrir cómo somos y cómo entendemos el mundo.




"En lo que sigue preguntamos por la técnica. Preguntar es estar construyendo un camino. Por ello es aconsejable fijar la atención en el camino y no estar pendiente de frases y rótulos aislados. El camino es un camino del pensar. De un modo más o menos perceptible, todos los caminos del pensar llevan, de una forma desacostumbrada, a través del lenguaje. Preguntamos por la técnica y con ello quisiéramos preparar una relación libre con ella. La relación es libre si abre nuestro estar a la esencia de la técnica. Si correspondemos a aquella, entonces somos capaces de experienciar lo técnico en su limitación"





La pregunta por la técnica, § 1. Conferencias y artículos, Martin Heidegger, 1942