22/5/09

Espacio y límite


Seguimos en el asunto del espacio como forma, de la división como modo de dar validez al mundo -perceptible, a través de los sentidos- y de cómo nuestra manera de apropiarnos del mundo sea partiéndolo, dividiéndolo, en porciones 'controladas', limitadas. Aparece aquí, así como en el tema anterior, sobre Ariadna como primer arquitecto, la condición necesaria del espacio: el ser 'limitado', con una cierta 'forma', determinado. Creo que el texto aquí ya se expresa por sí sólo;





"El espacio es para ser dividido. Quizá podamos asumir que el espacio no es más que la pura posibilidad de la división, que, en la cual unos límites no son mejores que otros. Esta indiferencia es la razón por la cual todo intento para hacer coincidir espacio con nomos [*] tiene un carácter muy dudoso.

Es más; dicho espacio parece bastante ser la falta de
nomos. El espacio, en la medida en que realmente implica la indiferencia en cuanto a las opciones particulares, las divisiones, no puede ser aceptado como un fenómeno primario, ya que como condición primaria se estableciría que todo límite fuera tan válido como cualquier otro, y, consecuentemente, que ninguna división sería, al fin y al cabo, válida[**].

No es suficiente, para argumentar en este contexto, que hablando del espacio no sea necesario hacer referencia al espacio 'matemático', pues lo 'matemático' es básicamente el carácter de espacio que se presuponía, y la indiferencia se sigue de ello."






Space and Nomos (Espacio y Nomos; traducción del inglés propia), fragmento de The South Atlantic Quarterly 104:2, Felipe Martínez Marzoa, 2005.





* Nota añadida: Nomos, del griego νομός, podría traducirse como ley, como provincia o prefactura (el mundo griego estaba dividida por ellas). En este contexto, se asociaría a lo que tiene de 'legislativo' o no el espacio; lo jerárquico y lo válido que se asociaría (o se podría asociar) a su posibilidad de ser dividido -de una única forma y no de cualquier, digamos.

** Nota añadida: Para esclarecer la consecución lógica. Que del hecho de que todo fuera válido y no hubiera, pues, distinción entre validez y no-validez se derivaría que el concepto mismo de validez no tendría sentido, pues no distinguiría entre una serie de juicios (válidos) y otros (no válidos).

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