7/5/09

Sobre 'El Espejo' II


Seguiremos con comentarios de comentarios hoy. Éste otro, encontrado en el mismo libro (un par de páginas después, hacia la página 30 en la edición española) es una carta que mandó una hija a su madre y trata sobre la película en cuestión (citada antes). Volvemos de nuevo a ver esa insistencia en el hombre, el sentido de su vida, ésta espiritualidad primordial, inicial, intrínsecamente humana.

Pero ésta da a ver otros aspectos relativos a la película y a lo que de ella puede fructificar para el espectador. En especial, empieza aquí a germinar un tema del que seguro que se publica algo en este blog: la traducción. Y ya no de una lengua escrita a otra lengua escrita, ni tan sólo de un lenguaje oral a una lengua escrita. Se trata, como veremos, de cuán es de imposible el intentar traducir un sentimiento, una emoción a un lenguaje (sea oral o escrito). Veremos esto más adelante con una transcripción de una conferencia sobre el pronunciar griego y seguramente otra del Parménides de Heidegger, pero cuando me vea con valor me pondré a por ello...!


La pregunta que sugiriría el texto que transcribo a continuación es la de si es cierta o no -y esto lo dejo a expensas vuestras antes y/o después de haber visto la película- la afirmación relativa al que sean las imágenes (de una película, por ejemplo) la traducción o transcripción más directa de un sentimiento (y, por lo tanto, la menos distorsionada).




"¿Cuántas palabras conoce un hombre? -ésta es la pregunta, retórica, a su madre-. ¿Cuántas figuran en su vocabulario cotidiano? ¿Cien, doscientas, trescientas? Revestimos nuestros sentimientos con palabras, intentamos expresar en ellas el dolor, la alegría, todo movimiento interno, todo aquello que en realidad no se puede expresar. Romeo le decía a Julieta palabras maravillosas, muy claras y llenas de expresividad. Pero esas palabras, ¿podían expresar siquiera la mitad de todo aquello que llevaba en su corazón, que contenía su corazón rebosante? ¿Todo aquello que le cortaba el aliento, que hacía que Julieta no pudiera pensar en otra cosa que en su amor?

Hay un lenguaje absolutamente diferente, hay un sistema de comunicación totalmente distinto... a través de sentimientos, imágenes. Este contacto supera todo lo que separa, derriba las fronteras. La voluntad, el sentimiento, las emociones despejan las barreras entre los hombres, que hasta ahora estaban a ambos extremos del espejo detrás de esta o de aquella puerta... El marco de la pantalla se amplía, ante nosotros se abre un mundo, cerrado hasta ahora, y se convierte en una nueva realidad... Y todo esto ya no sucede a través del pequeño Aleksei: aquí ya es el propio Tarkovski quien directamente se dirige a los espectadores, sentados al otro lado de la pantalla. La muerte deja de existir, existe la inmortalidad. El tiempo es una sola unidad, indestructible. Lo mismo que se dice en la poesía: 'Una sola mesa para los descendientes y los nietos...' Por cierto, que mi acceso a esta película fue más bien del tipo emocional, aunque seguro que también se puede acceder a ella de muchas otras maneras. Tú, ¿cómo lo hiciste?

Por favor, escríbeme..."




Lanzaría la pregunta al aire de... y vosotros, ¿cómo lo hicísteis?





Esculpir en el Tiempo (Sapetschatljonnoje wremja), Andrei Tarkovski, 1988 (extracto citado de un espectador)

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