5/9/11

Un fantasma recorre Europa...


Así comenzaban tanto el poema de hoy, escrito por Rafael Alberti en 1933, como el manifiesto comunista de Marx y Engels, en 1948. Un modo de nombrar, expresar, la situación que vivía Europa -o parecía vivir- entre los años 30 y 40 del siglo pasado. Las políticas sociales aparecían efímeramente un viejo continente repleto de eufemismo y conservadorismo ante la puja popular. Parece peculiar, aun así, que la descripción del fenómeno, su explicitación en palabras -en su acotación de 'fantasma, espectro'-, sería tranquilamente translacionable a la actual, con nuestras crisis, recesiones y cambios legislativos, y podríamos casi escuchar la ventisca que deja tal fantasma: uno distinto, eso sí. Ya no es el fantasma del comunismo, el que recorre Europa. Ya no son las constituciones, ni las leyes, ni las lenguas, ni la educación, ni la sanidad, ni siquiera el dinero, si me apuráis.

Es ya el fantasma del miedo, del huir, del no saber para qué o dónde ir. El pensar en términos de supervivencia, ahogarse, hundirse. Es el miedo, que ya está aquí.




...y las viejas familias cierran las ventanas,
afianzan las puertas,
y el padre corre a oscuras a los Bancos
y el pulso se le para en la Bolsa
y sueña por la noche con hogueras,
con ganados ardiendo,
que en vez de trigos tiene llamas,
en vez de granos, chispas,
cajas,
cajas de hierro, llenas de pavesas.
¿Dónde estás,
dónde estás?
Los campesinos pasan pisando nuestra sangre.
¿Qué es esto?

-Cerremos,
cerremos pronto las fronteras.
Vedlo avanzar de prisa en el viento del Este,
de las estepas rojas del hambre.
Que su voz no la oigan los obreros,
que su silbido no penetre en las fábricas,
que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos.
¡Detenedle!
Porque salta los mares,
recorriendo toda la geografía,
porque se esconde en las bodegas de los barcos
y habla a los fogoneros
y los saca tiznados a cubierta,
y hace que el odio y la miseria se subleven
y se le levanten las tripulaciones.

¡Cerrad,
cerrad las cárceles!
Su voz se estrellará contra los muros.
¿Qué es esto?

-Pero nosotros lo seguimos,
lo hacemos descender del viento Este que lo trae,
le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo,
lo sentamos a la mesa del campesino pobre,
presentándolo al dueño de la fábrica,
haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones,
hablar con los soldados y los marineros,
ver en las oficinas a los pequeños empleados
y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la sangre.

Un fantasma recorre Europa,
el mundo.
Nosotros le llamamos camarada."




Un fantasma recorre Europa, Rafael Alberti, 1933

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