21/5/09

De los sentidos I


En este tema se apunta hacia qué relación debe haber entre hombre y los sentidos que le permiten a éste relacionarse con el mundo (en definitiva, lo que permite al hombre estar, ser, vivir "en"). Tal cuestión surge de una breve cita a Aristóteles, bastante fructífera, por cierto, viéndola des de la perspectiva histórica del pensar occidental. Me refiero a lo siguiente: ha sido habitual en la historia de las civilizaciones occidentales (y tal hecho ha ido acentuándose con el tiempo) una cierta distinción dual -inevitable, por otro lado- de todas las ideas, del pensar y del sentir; del entendimiento y la sensibilidad (en vocabulario de Kant), de lo apolíneo y lo dionisíaco (en vocabulario de Nietzsche), del racionalismo y del empirismo, etc.

Si bien es cierto que entendemos y comprendemos a partir del contraste (entre cosas-ideas-personas-paisajes-etc.), desligar, desvincular, las dos partes de un ente quizá no sea el modo más 'respetuoso' de tratarlo. Analizar el ser humano como mero ente racional cierra puertas a todo aquello que haya en nosotros de sentir (tanto de sentidos como sentimientos), y analizarlo como mero ente sensitivo hace que nos consideremos animales, del montón.

Por otro lado, no es que esté en contra de tal distinción. Tan sólo quisiera poner de manifiesto el hecho de que dichas posturas extremas, aunque permitan entender mucho más profundamente tales "partes" (la racional y la sensitiva) del ser humano, contienen una base, un axioma a priori, de la cual parten con la que no estoy del todo de acuerdo: que tales "partes" existen, a priori. A mi modo de ver -moderno- el que se le atribuya a ambas partes una cierta 'existencia' sobrepasa el que puedan ser ideas, meras contraposiciones 'instrumentales' para facilitar o entender lo que sí hay: el ser humano.

Aun ya siendo evidente e inevitable tal contraposición (la cual, sin duda nos ha aportado mucho para comprendernos), tiene algo en sí misma que quizá nos cierre el modo de mirar, aprender y estar en el mundo. Y, sin duda, se trata de una de las bases más férreas e inmutables de la historia de occidente.

Me gustaría preguntaros algo; ¿creéis que es intrínseco al ser humano, inherente a nosotros, el hecho de entenderlo todo partiendo del contraste, de la contraposición dual entre cosas?





"Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. Una indicación de ello es el placer, la estima, que nos causan las percepciones de nuestros sentidos, que, nos agradan por sí mismas, independientemente de su utilidad, en especial las del sentido de la vista. En efecto, no sólo en lo relativo a la acción [misma], sino incluso cuando ningún objeto práctico nos proponemos, preferimos, por decirlo así, el conocimiento visible a todos los demás conocimientos que nos dan los demás sentidos. Y la razón de esto es que de todos los sentidos la vista es el que mejor nos ayuda a saber las cosas, y revela un gran número de distinciones."





Metafísica [980a] [21], Aristóteles, s. IV aC

Extraído de la Obra completa (volúmenes.17, 18) traducida por Hugh Tredennick. Cambridge, MA, Harvard University Press, Londres, William Heinemann Ltd. 1933, 1989.

1 comentario:

  1. Hola Ángel

    Comentaste que habías introducido un texto sobre Dédalo y Ariadna. No lo encuentro. ¿Acaso son éstas las figuras antitéticas de la razón y la sensibilidad? Si así fuera, Dédalo no es solo razón (si interpreto bien la dualidad), ya que posee un gusto por el espacio doméstico, por las interioridades y los recovecos. Por otra parte, Ariadna sale al exterior, comportándose de manera distinta al resto de las figuras femeninas enclaustradas. En verdad, tanto Dédalo cuanto Ariadna son, a un tiempo, razón y sensibilidad. Quizá por eso tanto sintonizan -y sintoniza tan poco Ariadna con Teseo-.

    Pedro Azara

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