25/12/09

La unidad de la razón


De la voluntad axiomática de la idea de la razón en el siglo XVIII surge cierto esquema, cierta estructura mental de inamovible jerarquía, aún presente hoy en día. Aún así, en este pequeño fragmento -y en otros-, Immanuel Kant expone la irreductibilidad de lo cognoscitivo a priori y de lo cognoscitivo "a posteriori", lo sensible, lo empírico. Tal como se introducía -en lo que precede y en lo que procede- la Crítica de la Razón Pura, del hecho de que haya o pueda haber una voluntad necesaria -en el humano- de categorizar, axiomatizar, generar estructuras a priori para entender el mundo, de ahí no se desprende que deban ser ellas las que, una vez pensadas, una vez enunciadas, a priori tengan que generar el mundo y las cosas que en él se encuentran.

El que nosotros necesitemos leyes para esquematizar lo complejo, vivo y empírico que nos rodea no quiere decir que sea tal el 'requisito' de la misma naturaleza, de lo complejo, vivo y empírico. Con ello, querría comentar esta ambivalencia temporal-causal: a veces nos ofuscamos, nos obsesionamos en el encontrar un '¿por qué?' a algo que ocurre; la voluntad de axiomatismo racional que dentro de nosotros mueve -en mayor medida- el proceso de conocer quizá nos haga querer desear el 'encontrar ley en todo', el 'tenerlo todo clasificado, categorizado y en su sitio'. Con ello nos es más fácil asimilar el mundo. Pero ahí, creo, podemos sufrir un cierto engaño; del hecho que determinemos o intentemos expresar leyes que concuerdan -a modo de hipótesis- con lo que ocurre físicamente en lo que podemos percibir, de ahí no se deriva que éstas sean las leyes 'gobernantes' de lo que ocurre en lo que nos rodea. Lo a priori no precede a lo sensible, sino es una mera forma -idealmente cómoda- de clasificar lo ocurrido como cognoscible, ya sea por comparación, reflexión o abstracción. Pero lo que es en el mundo, no son las leyes, sino las cosas: sus relaciones y sus caracteres físicos y sensibles.

Considero que el ansia de conocer y la 'seguridad unitaria' que nos ofrece la razón nos hace, con ésta, arrollar y devastar otros posibles modos de entender, de asimilar de una forma más rica, polisémica, lo que nos rodea. Es evidente, ya digo, que nos sería inconcebible entender el mundo míticamente y no físicamente -es más, con la física moderna newtoniana y einsteiniana-, pero con ello siempre nos reducimos a un sistema cognoscitivo.

De ahí del que este blog exista quizás. Me interesan otros sistemas -de otros tiempos, sí- cognoscitivos. Otras maneras que ha habido de pensar el mundo, el qué hacemos aquí, el por qué estamos aquí y el qué es esta infinidad de cosas y entes desconocidos que nos rodean.





"La unidad de la razón es la idea de un sistema, y tal unidad sistemática no sirve objetivamente a la razón como principio para aplicarlo a los objetos, sino subjetivamente como máxima para extenderla a todo posible conocimiento empírico del objeto. No obstante, la conexión sistemática que la razón puede dar al uso empírico del entendimiento no sólo garantiza su ampliación sino también su corrección; el principio constitutivo de algo meramente regulador y como máxima para descubrir y asegurar, mediante la obertura de nuevos caminos que el entendimiento desconoce, el uso empírico de la razón hasta lo infinito (indeterminado), pero sin contradecir nunca en lo más mínimo las leyes de tal uso empírico."





Crítica de la Razón Pura (Kritik der reinen Vernunft) A/§680, Immanuel Kant, 1781.

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